miércoles, 3 de febrero de 2010

Las Despedidas son de esos dolores dulces..

Anoche me di cuenta de que era necesario cerrarlo todo. Paradas en esa cuadra, con gente que nada conociamos, sin embargo algunos locos que me reconocían, me dí cuenta de que en esta ciudad ya no soy una extraña, con lo mucho que eso a mi me gustaba... Te vi derramar las primeras lagrimas de las que seguramente van a ser mares en unos días, y que con el paso del tiempo secarán por si solas, hasta ir dejando atras todo ese dolor. Y fueron secuencias lógicas de un sueño, serie tonta Argentina de principios de los noventa. Ellos corriendo atras del micro, otros parados arriba del auto, y nosotras dos arrojando lagrimas por imaginarnos en la misma situación dentro de pocos días, pero sabiendo que nadie nos iría a despedir así. Y desde ese momento empezó la vertiginosa noche, algunas despedidas que no fueron despedidas, que no quisieron serlo, que no lo van a ser jamás porque nunca tendremos la oportunidad, será que de esa misma manera en que se escapa de todo,se escapará esta vez. Luego,ya en mi cama, sueño con Luciernagas, que me devoran, que me traen, me llevan, me arrastran, me beben, Luceros que no me dejan ser.
Ya con los pies en la tierra una vez más, decidida a tirar toda la "basura" acumulada en estos últimos siete meses, lo primero que encuentro dentro del cajón son algunos curriculums, algunos bastantes, cerca de 40 o 50, sumandole también los de Jeriquilla, que por alguna razón se los guardé yo y nunca más salieron de mi cajón. Esa tarde, segunda o tercera que nos veiamos, rompía el cielo en la ciudad de Mar del Plata, yo aún tenía algunos sueños desordenados dentro de mi cabeza, comenzaba a armar ciertos juegos y trataba de cerrar otros. Como dije, llovia a cantaros, nos escapabamos, nos metimos en un shooping, y no siendo muy devota de estos, no nos duro mucho el paseito. Terminamos, como muchas veces me ha pasado, en el altillo de Blas Parera, con esos desconocidos. Enorme fue la sorpresa cuando salimos de esa oscuridad y vimos que el día ya era primavera otra vez, que la noche nunca había llegado a serla. Corrimos a la costa, nos sentamos ahí, decidimos patinar, andar en bicicleta, cosas por el estilo... Otra cosa que nos duró muy poco. De entre tantos sueños, nada se pudo conservar. Pero no me arrepiento, si tuviera que volver a hacerlo, lo haría exactamente de la misma manera.
Voy a anotarlo en mi increible "Palm" (ja!) , a ver si me comienza a servir para algo o fue otra de las cosas inutiles que recibí en los últimos meses, como tantas, tuve tan poco...

1 comentario:

rùsrùsrùs dijo...

te juro que llorè cuando lo leì :'(
te quiero ver.