viernes, 4 de septiembre de 2009
Ese es el problema del tiempo, sin horas ni minutos, el problema es el tiempo, así abstracto, impuesto, exigente, precipitador. A Tomás no le importaba, a mi me precipitaba al vacío. ¡Y es que Tomás tenía esa mirada tan perdida, despojado de todo punto de partida, de toda carga, de toda consciencia por lo que se dice real!. Y en el fondo, aunque creía admirarlo, sentía profunda lastima por sus labios malgastados. Por sus palabras sin sentido.
Tomás fumaba que daba nauseas, uno atrás de otro. Tomás tomaba, y tomaba, casi siempre yo lo acompañaba, competiamos por quién llegaba más rápido a esos sueños escandalosos (aunque jamás publicados, para no generar más revuelo del que generalmente había en el aire).
Tomás me aborrecía, y yo a él. Creo que jamás podría haber llegado a amarlo, era demasiado perfecto como para ser portador de semejante calvario.
Tomás..
Algunas estrofas de Michaux.
¿Nausea o acaso es la muerte que llega?
Ríndete, corazón mio. Hemos luchado bastante, que mi vida se detenga No hemos sido cobardes, hicimos lo que pudimos.
¡Oh, alma mia! Te vas o te quedas Tienes que decidirte, No palpes así mis órganos, A veces con atención, otras con extravío, te vas o te quedas, tienes que decidirte.
Yo ya no puedo más...
(...)