miércoles, 28 de octubre de 2009

Es la misma vuelta con diferente olor.

- Yo nunca te elegí..

- Nadie elige.

- Yo sí.

- ¿Ah si? ¿Acaso sos especial?

- Obvio Tomás.

- No tenés idea de lo que estás hablando.

- No me rompas las pelotas.

- Siempre terminas las charlas con la misma frase. "¡Tomás no me molestes!" ; "¡Tomás no rompas las pelotas!" ¿Alguna vez vas a cambiar toda esa perorata?.

- ¿Y vos? ¿Alguna vez vas a aprender a callar?

- Callo cuando aprendas a callarme.

- Yo si quiero lo hago

- Bueno, hacelo...

Tomás, ¿Me vas a dejar descansar?

si, se trata de eso, yo sé que vos lo comprendes mejor que yo. Es el silencio, callar, y esperar que escuches lo que pienso. Ni con la mirada, ni la boca, ni mis manos ... con el silencio, con esas pequeñas moléculas de aire que vibran al chocarse ante nuestro campo.Yo te siento, siento tu silencio, lo comprendo. y lo espero. Y eso que confiezo que nadie me enseñó a esperar, no me gusta de hecho, pero con vos los colores tienen otro brillo, y ya nada es negro, y el blanco me enceguece y yo... y yo... aprieto fuerte las manos, que no se escapen tus hilos, y se me escurren, y aprieto las manos, se vuelven rojas de la presión, y los hilos cada vez más finos, y vos mirás, te gusta verme luchar. Enrrollo ese último metro de hilo dorado, me vuelvo egoista, no dejo que te desprendas. Vos, sobrante, me explicas que no hay nada que prensar. Me niego a dejar que esto sea cierto. Ya estás en mi poder.

Ahora a descansar.